Jóvenes de Envión San Cayetano impulsan un proyecto de muralismo en su barrio
Ayer.

“La idea es trabajar de manera comunitaria en la transformación del barrio y visibilizar espacios a través del arte, tomando como ejemplo un proyecto de la Isla Maciel”, explicó el subsecretario de Infancias y Juventudes, Lucio Alfonsín.

En el barrio San Cayetano, jóvenes que participan del Programa Envión trabajan en un proyecto de muralismo comunitario. La actividad forma parte del Taller de Arte al que asisten cada semana.

Los mismos jóvenes pintaron el año pasado el cartel de acceso a Chascomús, donde representaron los colores del atardecer como símbolo identitario de la ciudad.

Este año, el proyecto se traslada al barrio con la idea de recuperar paredes y sectores comunes a través del arte.

“La idea es trabajar de manera comunitaria en la transformación del barrio y visibilizar espacios a través del arte”, explicó el subsecretario de Infancias y Juventudes, Lucio Alfonsín, al referirse a la propuesta.

“Este tipo de acciones fortalece los lazos entre los jóvenes, promueve el cuidado de los espacios públicos y contribuye a generar un sentido de pertenencia en el territorio que habitan”, agregó.

Para conocer de cerca una experiencia similar, los chicos y chicas del programa realizaron esta semana una visita a la Isla Maciel, en Dock Sud, Avellaneda.

Acompañados por el profesor Rafael Aldatz, quien coordina el taller de arte, recorrieron los murales de “Pintó la Isla”, un proyecto que nació en 2014 como una propuesta escolar y que con el tiempo se convirtió en una galería de arte urbano a cielo abierto, con más de 800 murales realizados por artistas locales e internacionales y que, además, transformó el barrio en un circuito turístico que genera nuevas fuentes de ingreso para sus habitantes.

El programa Envión está destinado a jóvenes de entre 12 y 21 años y cuenta con sedes en los barrios El Porteño, San Cayetano, San Luis y 30 de Mayo. De lunes a viernes, ofrece talleres alternativos a la jornada escolar con diversas temáticas, en los que se brindan herramientas para la vida cotidiana y se promueven espacios de contención y desarrollo.

La coordinación del programa está a cargo de un equipo técnico interdisciplinario conformado por psicólogos, trabajadores sociales y talleristas que acompañan a los jóvenes en su crecimiento personal y colectivo.